Como ha cambiado el cuento
Algunas personas crecimos acompañadas por una niña de 5 años que se queda huérfana y viaja sola para llegar a una casa en medio de las montañas donde la espera un abuelo al que no conoce (Heidi); por otra niña de 9 años que vive sola en casa con un caballo con lunares y un mono, a veces se la ve fumando (Pipi calzas largas); y un niño de 13 años que junto a su mono van de Italia a Argentina solos en busca de su madre que es una inmigrante en busca de una vida mejor (Marcos).
Íbamos al colegio del barrio, solas, con los vecinos y hermanos. Jugábamos en la calle y parque hasta que algún adulto venia y daba la voz «a casa». Nos contábamos historias de miedo, de los chulos del barrio, de los profesores… Y todo esto entre nosotras, con los adultos en sus quehaceres apareciendo cuando era necesario.
Ahora, en muchos casos, el hijo nace tras dolorosos y largos procesos de fertilidad. Cuando llegan son como tesoros que custodiar.
Cada niño y niña llega de la mano de un adulto al cole, a la salida va a un parque con otros niños que juegan rodeados de personas que observan e intervienen en el juego si lo consideran oportuno, cuando llegan a casa más adultos la esperan como si de una heroína se tratase.No conozco las historias y cuentos con los que han crecido, pero intuyo que no aparecen niños y niñas solas.
«Antes l@s hij@s se construían alrededor de una familia y ahora las familias se construyen alrededor de l@s hij@s».
Viñeta de la artista @flavitabanana