II. “El self, la realidad más simple y primera”. PHG
El Self: la psicología llamada moderna, solipsista (forma radical del subjetivismo según la cual sólo existe o sólo puede ser conocido el propio yo), reconocía como única “realidad” un self individualizado y la psique era una de sus declinaciones mayores.
Apoyándose en la “realidad más simple y primera” a saber, que no existe ninguna función humana que no sea contacto con el entorno, los autores estructuran un pensamiento y una praxis fundamentalmente innovadora, en sintonía con la concepción de la naturaleza humana. Esta actividad fundamental del ser humano que consiste en establecer y modular el contacto con su entorno; para hacer surgir y construir figuras adaptadas y creativas a partir de la novedad de cada situación, para de construir las figuras acabadas u obsoletas, es la función limitada pero esencial que le asignan al Self.
La teorización propuesta por nuestro libro fundador no tiene que ser abordada como una metapsicología, sino más bien como una teoría de la práctica o incluso una teoría para una práctica específica basada en una antropología, una concepción del hombre en el mundo.
Nuestra tendencia natural nos empuja a cosificar el Self, a situarlo en el centro del individuo, a darle contornos, a dotarle de atributos en los que algunos serían “verdaderos” y otros “falsos”.
Ahora, el nuevo paradigma de PHG es: el Self es una operación reflexiva, una operación que presupone una integración en un campo para llegar a una diferenciación continua.
No es el individuo, es la individuación. El Self se está desplegando, flujo en el constante devenir, convirtiéndose en la vinculación, al hilo de sus contactos con su entorno tanto humano como no humano.