El pasado mes de octubre tuvimos ocasión de compartir fin de semana de formación con los Müller-Granzotto.
Esta pareja de profesionales brasileños han realizado su lectura particular del PHG y han propuesto una lectura ética, política y antropológica de la salud mental; así como plantearse cual es la respuesta que la terapia Gestalt da ante la crisis que vivimos.
Que unos terapeutas gestalts brasileños, donde la pobreza y violencia esta casi a diario en nuestros informativos, apuesten de una manera apasionada y con total convencimiento, que como terapeutas pueden hacer mucho para contribuir al cambio social; es sin duda lo que me ha quedado con mas fuerza del fin de semana.
Al final de la introducción del PHG, Isadore From y Michael Vincent Miller dicen:
“La Terapia Gestalt, tomada con seriedad, no ofrece curación a todos los problemas que hacen presa en los humanos por el simple hecho de que esto es inherente a la condición humana. No ofrece un camino para volver a las puertas del Edén. Pero, como el psicoanálisis prometió una vez, puede ayudar a vivir mejor en un mundo caído.”
De manera casi obligatoria se asoma a mi pensamiento la figura de Paul Goodman, cofundador de la Terapia Gestalt y que añadió el ingrediente de su perspectiva como sociólogo, activista político, critico social de su época; responsable, probablemente, de la propuesta revolucionaria de la Terapia Gestalt: “(…) Hablamos del organismo en contacto con el entorno, pero el contacto es la realidad más simple e inmediata.”. No tiene sentido hablar de un animal que respira sin tener en cuenta el aire y el oxígeno como parte de su definición.
Como terapeuta gestalt, si asumo como base de mi teoría y método la propuesta anterior, mi quehacer diario va a estar impregnado de ella.
No con la ilusión de poder transformar el mundo, que ya Goodman nos daba el toque de realidad al decirnos la psicoterapia lleva mas de 50 años en el mercado y las relaciones humanas no solo no han mejorado sino que ha empeorado, deberíamos plantearnos que estamos haciendo mal. Pero si con el convencimiento que ante un momento social de continuos cambios, de incertidumbre, donde lo anterior ya no sirve pero parece que esto abre un abismo bajo nuestros pies, de caos; la Terapia Gestalt y por tanto yo como terapeuta gestalt, tengo la herramienta del contactar el momento real efímero, esto es, como en la situación concreta de terapia nuestros pacientes pueden tener experiencias de seguridad, respeto, capacidad, tristeza, impotencia… en presencia de un otro que no juzga, no evalúa, no avergüenza y por contra acompaña y valida la experiencia. Y como esto puede servirnos de suelo, de fondo donde apoyarnos para enfrentar el mundo caído.
No tenemos todas las respuestas, ni las soluciones, ni verdades absolutas, pero tenemos las herramientas para acompañar lo que va tomando forma, sentido, instante a instante. Siendo afectados y transformados como terapeutas; y por tanto afectando y transformando a los que nos rodean.