“Supongamos ahora que las energías que se están expresando,…están plenamente comprometidas en la situación..ya sea el amor, la rabia, la compasión, la pena, etc. Pero el individuo no puede hacerles frente y debe interrumpirlas porque tiene miedo a herir (destruir) o a se herido”. PHG, 291.
La salud es explicada por la Terapia Gestalt, entre otras, como la capacidad que tenemos de percibir lo que nos rodea (percepción/sensación), centrar nuestra atención (orientarnos) para enriquecer aquello que ha llamado nuestra atención, emocionarnos con lo que esto nos hace sentir y llegado el momento elegir lo que consideramos apropiado (manipular).
En este momento social tan complicado, cuando miro alrededor percibo el malestar de muchas personas que se sienten engañadas, defraudadas, castigadas, sensaciones que comparto a diario tanto en lo personal como en lo profesional. Y estas sensaciones son reforzadas con el continuo bombardeo de nuevas medidas de recortes en sanidad, educación, ley de dependencia… El engaño, el fraude, el castigo diario va transformándose en enfado que alimenta la necesidad de poder gritar alto y claro ¡BASTA!, ¡YA ESTA BIEN!; y hacerlo en compañía del resto de personas que sienten cosas parecidas.
Pero resulta que si hacemos esto que tanto necesitamos, gritar ¡BASTA YA!, estamos siendo ciudadanos malos y se nos invita a quedarnos en casa, a vivir en soledad y de puertas hacia dentro la humillación que estamos sufriendo. La autoridad (introyectada por algunos) nos anima a retroflectar, a no poner fuera aquello que tenemos claro que queremos decir a los que nos están ahogando.
Esta invitación a retroflectar no resulta novedosa, hasta no hace demasiados años, las mujeres que sufrían abusos físicos y humillaciones a manos de sus parejas, eran animadas a no decir, a solucionar estas cosas de puertas hacia dentro, porque sino traicionaban y humillaban a toda la familia.
Nos animan a retroflectar con la vieja idea de “no puede hacerse nada”, “lo que hacemos es lo mejor que puede hacerse y lo único”; que nos lleva al aislamiento y la conformidad. Nos quieren convencer que esta actitud es la saludable, por mucho que percibamos, sintamos y necesitemos cosas diferentes.
Retomando la definición de salud del inicio, aliento a tod@s a compartir nuestro malestar, a mostrarlo públicamente y sentirnos orgullos@s de hacerlo responsablemente, desde el convencimiento de que cualquiera de nosotr@s somos excelentes personas independientemente de la posición social que ocupemos.
Imagen de Misha Gordin